La importancia de la lectura en el aula da sus frutos.
Cuentos y novelas infantiles representan
la real preferencia para los niños. Los infanto-lectores buscan títulos de
obras que han sido leídas por sus maestros en las aulas y conocerlas de manera
completa.
En el stand (113) la Editorial Hola Chicos, ubicado
en la carpa de la calle Independencia hizo referencia al aumento de un 30% de
la venta de literatura infantil debido a la gran curiosidad de los niños en
querer saber cómo finalizan las historias que escuchan en clase. Aquí cobra tal
importancia la obra del maestro junto con los padres quienes se encargan de
seguir fomentando la lectura en los niños y que sean ellos mismos quienes
elijan libremente.
La importancia de la lectura en los pequeños
“La lectura no da plata, no da prestigio, no es
canjeable… es una manera de vivir, y los que de esa manera vivimos querríamos
inculcarla en el niño y contagiarla al prójimo, como buenos viciosos… por ese
hábito perdimos trenes, empleos, novios, concursos, status, ascensos y días de
Sol” ( María Helena Walsh)
El martes 18 de septiembre por la tarde, me encontraba recorriendo cada
una de las carpas de la Feria del Libro. Los stands se vistieron de fiesta y
fueron los libros los que encendieron la magia. El lugar se pobló de gente que entraba y salía por las distintas carpas,
sumado a eso se sentían murmullos; algún que otro chico correteando entre las
piernas de los más grandes, una palomita posada en uno de los cordeles de la
entrada y los pasos de todos que hacían rechinar las maderas. Bastante dinámico
y organizado estaba todo, sin embargo, los precios daban que hablar y las
indignaciones de la gente al no poder comprar se dibujaban rápidamente en sus
rostros.
A pocos metros de donde me encontraba, al costado precisamente, estaba
sentado un anciano con un pequeño en su falda; intuí que sería su nieto. Me
quede un largo rato observándolos y enseguida se me vinieron recuerdos de mi
infancia. Me transporté a las lecturas de mi abuelo por las noches, donde
teatralizaba con máscaras, con el juego de voces que utilizaba para hacer cada
personaje y lograr así despertar la atención y la imaginación en mí. Sin dudas
lo lograba, no solo dormía tranquila sino que me motivó durante muchos años a
leer y a encontrarme con la lectura desde distintas maneras al igual que lo hicieron
mis padres. Después de mirarlos un rato, no quería incomodarlos si se
llegaban a dar cuenta, decidí seguir mi
paso, hasta que me tope con un stand, el nº 113 ubicado en la calle
Independencia, Editorial Hola Chicos.
La verdad que desconocía dicha editorial. Estaba lleno de niños de distintas
edades, algunos tirados al suelo leyendo,otros en una mesita dibujando. Note
que no sólo eran libros para niños sino que había para docentes y me llevo a
preguntarme sobre el lugar que ocupa la lectura hoy en día, sobre todo en los
más pequeños. Cuáles serían las motivaciones hacia la lectura y cómo fomentar el hábito de la lectura desde
pequeños, más en estos tiempos donde la Internet o los juegos electrónicos
ocupan un lugar privilegiado en los niños; es lo que más los divierte. Así que
me acerqué a conversar con una de las chicas del stand, su nombre es Natalia, para
conocer con más profundidad este asunto y saber de qué trata dicha editorial.

La conversación se interrumpía constantemente debido a que ella también
estaba atendiendo a otras personas, pero lo más importante que dijo es la importancia que cobra la lectura en el
aula y es tal que hace que los chicos se interesen luego en buscar ese
libro que les habían comenzado a leer en clase, con ese interés vienen a la
Feria, porque quieren conocer el final de la historia que les empezaron a leer.
También es de
suma importancia el papel de los padres y maestros quienes se disputan a veces
el mando en esta tarea. Los padres los apoyan en sus intereses, en la libertad
sobre todo de que sean ellos mismos los que elijan sus libros, se trate de
cuentos, sea de cómics, porque por algo les llama la atención y hay que
respetar sus elecciones. Los niños tienen intereses distintos, no podemos
pedirle a un niño de 3 o 4 años que no busque libros con más dibujos y poco
escrito, porque tiene que ver con un proceso de lectura. Empieza siendo
asociativo con imágenes, colores y pequeñas palabras sueltas, para luego pasar
a leer toda una historia. Generalmente los padres los apoyan pero no van en conjunto
con el docente, y he allí el conflicto; me contaba Natalia.
Es claro que hoy en día los tiempos de todos y especialmente el tiempo de
los padres que van a las corridas y toda una serie de factores como ser el
exceso de trabajo, llevarse tareas laborales a la casa, hace que el niño pase
la mayor parte de su tiempo a cargo de una niñera, por lo que la lectura queda
a medias o incompleta. El maestro fomenta nuevos lectores, promueve la lectura
desde el juego, desde la participación de todos sus alumnos, pero luego si en
la casa no se practica, no se sigue desarrollando la actividad, estamos ante un
problema ya que la trasferencia de conocimiento, la motivación, se estancan y
se las reemplaza fácilmente por la play, la tele, etc.
Debemos
estimularlos a leer por el puro placer de estar juntos, de compartir sueños,
temores o intereses, confrontándolos con
los valores y retos de la vida que recrean los libros. Rescatar el valor de
nuestro ejemplo y la imitación. Ayudarlos a ir formando un criterio para la
selección de los libros que quieran leer dándole varias opciones. Darles a los
libros un lugar destacado en el aula, llevarlos a la biblioteca, librerías,
organizar en la escuela ferias de libros, etc. En esto coincido con Natalia,
porque realmente ayuda, es una linda tarea que acerca a padre e hijo y uno aprende con ellos aunque sea un ratito todos los días, y es importante para
tener en cuenta que nunca hay que comparar las habilidades lectoras de nuestros
alumnos, ni interrumpirlos para hacerles correcciones cuando leen en voz alta,
al contrario, felicitarlos siempre en sus avances.
Agradecida y conforme con la charla, salí del stand y me dirigí a buscar
el libro que tanto quería y no podía
encontrar. Entré en otro que no recuerdo el nombre -porque no le presté atención- y hojeando libros al azar, como si fuera por arte de magia, leí una frase de
Montaigne que me pareció apropiada para cerrar y reflexionar:
“El niño no es una botella que hay que llenar sino un fuego que hay que
encender”.
Por Rocío Barrientos.